martes, 18 de diciembre de 2012

Películas navideñas

Hace ya cuatro años y catorce días, comentaba una pequeña lista de las cosas navideñas que me gustan.

Entre aquellas, enlistaba cinco películas y ahora sólo cambiaría una. La nueva lista de mis películas imperdibles para navidad queda así:


Die Hard (John McTiernan 1988)






Gremlins (Joe Dante 1984)

 




The Godfather (Francis Ford Coppola 1972)


 


Home Alone (Chris Columbus 1990)


 





Citizen Kane (orson Welles 1941)





Son tan sólo una opción más para ver en las fechas que nos han alcanzado una vez más. Así, nos quitamos de películas cursis.

martes, 4 de diciembre de 2012

Fin del mundo


Se acerca el fin del mundo y, dada la prontitud de las eventualidades, no pude ya y no podré hacer muchas cosas.


Hago notar que siempre quise que mi última acción en la vida fuera nalguear a una morsa. No me refiero a una de esas que ocupan más de un lugar en los camiones, de las que estorban todo el pasillo en el supermercado o de esas que preparan ricos tlacoyos (Exija tlacoyo original®), gorditas y quesadillas. Hablo de aquellos pinnípedos marinos carnívoros de aletas gruesas, colmillos largos y gracioso bigote que habitan en ciertas zonas de los mares árticos, como el mar de Laptev (Rusia) y el Pacífico.



Menciono que quería que fuere mi última acción porque, seguramente a manera de reflejo, después de nalguear a la morsa, ella soltaría unos espadazos con sus colmillos, que pueden llegar a medir hasta un metro, cortando, cuando menos, mi abdomen que dejaría caer mis intestinos sobre la nieve ártica. La segunda opción es que se levante sobre su aleta posterior y deje caer sus 800 a 1,400 kilogramos de manteca sobre mi cuerpo. En cualquier caso, veo poco probable mi sobrevivencia. Por eso quería que fuera la última.


Entre otras cosas que me gustaría haber hecho antes del fin del mundo:

1.       Viajar en el tiempo y abofetear a Ron Hubbard.

2.       Besar a una mujer inuit (eso hasta el 2006).

3.       Actuar en el cine de ficheras.

4.       Estrenar un DMC12 en 1982

5.       Asistir a un concierto de Queen vestido como Groucho Marx.

6.       Naufragar y quedarme solo un año en una isla.

7.       Ser paleontólogo o arqueólogo.

8.       Fundar una religión en torno a la Santísima Trinidad del Cilantro-Chile-Jitomate (Culantro-Ají-Tomate).

9.       Ganar un Nobel, tirar la medalla y quedarme con el empaque.

10.   Clonarme.

11.   Descubrir un planeta.

12.   Viajar en el espacio.

13.   Muchas más.


Sin embargo, realizar todas aquellas acciones, nada me hubiese hecho más feliz que cantar al lado de mi tocayo Manolo Escobar.

Véase que Manolo es lo más grande de España (Incluso más que el mismo sol)



Pero el hubiera no existe y, menos mal, el "hayga" sí.
 
¿Qué se le antojaba hacer a usted?

Nochebuenas asesinas


El título de la entrada es un poco tosco, pero vienen los adornos decembrinos y uno de ellos que no puede faltar es la flor de Nochebuena.
Hoy les presento dos mitos de la misma rama, nunca mejor dicho:

El primero es sencillo y sólo lo hago para aclarar que las hojas rojas del arbusto en cuestión no son pétalos, son brácteas. Las brácteas son hojas que no sirven a la planta para realizar la foto síntesis sino proteger el tallo de la flor u otras partes.

Existen varios tipos de Nochebuenas.


 El segundo, que quizás lo escucharon cuando pequeños, dice que las Nochebuenas son tóxicas para el consumo humano:

Pues bien. Resulta que el mito se originó en 1919 cuando el hijo de dos años de edad de un oficial del ejército de los Estados Unidos de América, que estaba de servicio en Hawái, murió de un envenenamiento y el causante, incorrectamente culpado, fue la una hoja de Nochebuena.
Fuera de tener un sabor amargo, las nochebuenas no son tóxicas. Después de la “intoxicación” de 1919 no ha habido otro caso en el que se pueda culpar a las navideñas plantitas.


Thom David, mercadólogo del rancho Paul Ecke en Encinitas, California, tiene una muy peculiar y sencilla forma de demostrar el mito en cuestión: Toma unas cuantas brácteas de la planta que tenga más cerca y se las come.

La variedad  Rehilete es una de las más buscadas.


La Euphorbia pulcherrima o Nochebuena, sufrió de la mala fama por otra razón. Algunas plantas del género Euphorbia sí son venenosas por contener otras sustancias químicas. Dicha combinación de ésteres, que se ven como un látex lechoso, pueden resultar cáusticos e irritantes para la piel y suelen producir inflamaciones muy dolorosas en mucosas.


En resumen:

La Nochebuena no es tóxica y sus partes rojas no son pétalos.



Nochebuenas asesinas


El título de la entrada es un poco tosco, pero vienen los adornos decembrinos y uno de ellos que no puede faltar es la flor de Nochebuena.
Hoy les presento dos mitos de la misma rama, nunca mejor dicho:

El primero es sencillo y sólo lo hago para aclarar que las hojas rojas del arbusto en cuestión no son pétalos, son brácteas. Las brácteas son hojas que no sirven a la planta para realizar la foto síntesis sino proteger el tallo de la flor u otras partes.

Existen varios tipos de Nochebuenas.


 El segundo, que quizás lo escucharon cuando pequeños, dice que las Nochebuenas son tóxicas para el consumo humano:

Pues bien. Resulta que el mito se originó en 1919 cuando el hijo de dos años de edad de un oficial del ejército de los Estados Unidos de América, que estaba de servicio en Hawái, murió de un envenenamiento y el causante, incorrectamente culpado, fue la una hoja de Nochebuena.
Fuera de tener un sabor amargo, las nochebuenas no son tóxicas. Después de la “intoxicación” de 1919 no ha habido otro caso en el que se pueda culpar a las navideñas plantitas.


Thom David, mercadólogo del rancho Paul Ecke en Encinitas, California, tiene una muy peculiar y sencilla forma de demostrar el mito en cuestión: Toma unas cuantas brácteas de la planta que tenga más cerca y se las come.

La variedad  Rehilete es una de las más buscadas.


La Euphorbia pulcherrima o Nochebuena, sufrió de la mala fama por otra razón. Algunas plantas del género Euphorbia sí son venenosas por contener otras sustancias químicas. Dicha combinación de ésteres, que se ven como un látex lechoso, pueden resultar cáusticos e irritantes para la piel y suelen producir inflamaciones muy dolorosas en mucosas.


En resumen:

La Nochebuena no es tóxica y sus partes rojas no son pétalos.



lunes, 3 de diciembre de 2012

Suicidios navideños


Cuenta la leyenda (urbana) que en fechas decembrinas, siendo más exactos hacia navidad y año nuevo, el número de suicidios aumenta comparativamente con el de otras fechas o el resto del año.

La leyenda es falsa. Si bien son épocas pesadas para personas solitarias o que viven lejos de su familia, nada indica que los suicidios aumenten. 

Esta leyenda ha estado presente, y lo que le falta, durante mucho tiempo. La situación de pena o depresión que viven millones de personas en el mundo comparada con la innegable natural alegría de los que son poseídos por los demonios de la navidad, valga la expresión, parece ser una buena razón para suicidarse. No lo es.

Los niños que no reciben regalos el día del niño deberían de suicidarse. Nunca me dieron regalo por el día del niño. No hice nada por ser niño. Cuando me iba muy bien en la escuela sí que me tocaba algo. ¿Se suicidarán más madres en su día? Claro que hablo de las desgraciadas a las que sus méndigos hijos no visitan ni llaman. ¿Las mujeres que no felicité el día de la mujer se suicidaron? 

Mátese quien se mate, toda la alegría navideña, los colores, los villancicos, el frío y demás horrores que, menos mal, sólo tenemos que aguantar una vez al año, como el consumismo, no son realmente razones para los suicidios.
En 1985 la Clínica Mayo hizo un estudio en el que demostró que los suicidios no aumentan en Navidad, Año nuevo ni en otras festividades.

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