Las personitas del "Lamboratorio digital" por fin se mudan. Otras personas, la mayoría indeseables, también se mudan. Y es que el baño ya no aguanta tanta gente, hay que hacer fila como si se tratara del baño de un cine o restaurante en 10 de mayo. El ruido es ensordecedor; más de 15 personas que, en lugar de trabajar, platican y se carcajean. Menos mal mi catual compañero de oficina es muy prudente.
Hablando de mudanzas, quiero contarles que el blog Sucedió en Arkham ha cambiado de dominio y se ha unido al del presente. Vamos, que se ha hecho Blogspot. Así es más sencillo hacer publicaciones, insertar imágenes y video y, sobre todo, es mejor para que publiquen sus comentarios.
Los invito a visitarlo, haga clic en la imagen para ir al sitio
martes, 22 de enero de 2013
martes, 8 de enero de 2013
Sucederá en Arkham
La primera partida que llevé en rol de Call of Cthulhu fue sumamente exitosa. La historia que hice, que fue moldeada por los jugadores, resulta perfecta para escribirla en cuento o pequeña-novela-chaque-terrofífica.
Es, justamente es, lo que voy a hacer. Próximamente abriré un nuevo blog que incluirá contenido perteneciente al terror. Ya sea la historia, utilerías, críticas y demás a un género que, francamente, me fascina.
Es, justamente es, lo que voy a hacer. Próximamente abriré un nuevo blog que incluirá contenido perteneciente al terror. Ya sea la historia, utilerías, críticas y demás a un género que, francamente, me fascina.
viernes, 4 de enero de 2013
Casi terminamos.
Terminaron las fiestas de fin de año, para terminar las de
temporada falta la celebración de Día de Reyes.
Como siempre, la cena fue igual de agradable; misma comida,
mismos invitados, mismos chistes. Por primera vez en Navidad vestí un traje,
sin corbata que lo hace un poco más informal.
También faltaban hielos, aunque creo que se usaron tres
porque, aquí en la Ciudad de México, la refrigeración no nos hace falta en
dichas fechas. Cuando fuimos a comprar los hielos, mi tío Alfredo, mi hermano y
yo, saliendo de la puerta, escuchamos un teléfono sonando en la calle. No
prestamos mucha atención y nos dirigimos al Sumesa®. De regreso, entre risas y
albures, oímos de nuevo al teléfono. Mi hermano y yo comenzamos a buscarlo
hasta que lo encontré tirado en el asfalto pegado al borde de la banqueta.
Pensé que lo mejor sería esperar a que sonara, seguramente marcaban para
encontrarlo, para indicar el lugar en donde se encontraba. El teléfono, móvil,
era un BlackBerry® negro, nuevo, que decía Laboratorios Pisa® en el fondo de
pantalla. Las llamadas para recuperar el aparato se vieron interrumpidas,
posiblemente, al desistir en su búsqueda. Tomé el aparato y llamé al último
número que aparecía en llamadas entrantes, veintiún llamadas perdidas llevaba
ya. Al marcar, justo después del último tono, me contestó una anciana a la que
le conté que había encontrado el teléfono. Me preguntó- ¿Qué número está
marcando?- le indiqué el suyo ¿A qué otro podría estar marcando? Me indicó que
tal vez era el de su hija. Me comunicó, por fin, y la mujer, alegrada, me
describió el aparato y el fondo de pantalla. No podía ser de nadie más. Dijo
que lo pasaría a recoger en unos quince minutos. Puntual, acudió a la cita y el
teléfono fue entregado. Dos días después, dejó una gelatina, muy buena, de anís
con frutas y su tarjeta de presentación.
Al final de la noche se hizo el intercambio de regalos y una
rifa de otros un tanto chuscos. Llevé un tequila que se llevó mi tío abuelo Ricardo.
Se puso muy contento.
Les deseo un feliz año.
Los propósitos no se los hagan. Mejor háganse promesas.
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